3. Como se hacía referencia en el anterior ítem, el Pueblo de Israel se encontraba en el estado de tinieblas y oscuridad. En tales circunstancias el profeta proclama la GLORIA DE DIOS sobre nosotros, por tales circunstancias se debe alabar, no sólo de labios, sino en el diario vivir. De esta manera, Isaías predice la pureza y crecimiento de NOSOTROS SU PUEBLO: