Desde la época de la Bauhaus y la Deutscher Werkbund, arquitectos y diseñadores industriales han querido dejar su marca en el mundo. La manera de hacerlo era diseñando una silla propia, una pieza que se volviera icónica y provocara las admiración de los colegas. Pero algo ocurrió y los innovadores abandonaron la búsqueda del asiento ideal –como la silla Barcelona o la Eames— y de repente se pusieron a diseñar bicicletas. Si los 50 son los nuevos 40 y el naranja es el nuevo negro, la bici es…