Cachalote
Para Román, por recordarme a quién debo los pliegues. Hace 15 años diseñé un cachalote. Eran otros tiempos, ya lejanos, en mi búsqueda de origami. Soñaba con panteones olímpicos, con convenciones y libros por montones. Soñaba con modelos complejos, con figuras que me darían reconocimiento entre todos los plegadores del mundo. En aquel momento no sabía casi nada de diseño, pero obviamente aquello no importaba. En realidad nunca ha importado. Diseñé un cachalote: simple, plano y geométrico. No…
Las soledades de babel
Rinoceronte Plegado en Agua Papel Hace unos días, Tuan Nguyen Tu, uno de mis origamistas favoritos, tuvo la gentileza de plegar uno de mis modelos. Se trata de un rinoceronte que creé hace unos años, el cual está pensado como parte de un capítulo de un libro que quizás, si la fortuna lo desea, vea la luz alguno de estos días. El modelo original, este que presento aquí, es una búsqueda sobre la simplicidad y la geometría: ¿Cómo lograr expresar la esencia de un modelo con la mínima cantidad de…
Las soledades de babel
Jirafa. Plegada con Agua Papel Me gusta cómo se escribe la palabra «Jirafa» La «f», alta, que mira desde más arriba hacia la copa de los árboles. La «j», hacia abajo cuando es minúscula, como el cuello de la jirafa cuando va a beber al río. La «J», otra vez, pero ahora alta porque es mayúscula y mira hacia lo lejos. ¿Sabrá la Jirafa que su palabra la refleja?
La mujer del Cocodrilo
Un día desperté transformado en cocodrilo. Al principio pensé que era un asunto extraño, que nadie había vivido antes. Pero luego recordé a Gregorio Samsa, ese que despertó un día transformado en escarabajo o cucarrón. Traté de llorar, pero de manera previsible sólo lágrimas de cocodrilo salieron de mis ojos. En mi cama no había nadie, así que pensé que tal vez, con un poco de suerte, la casa estuviera vacía y mi transformación pasaría inadvertida. Pero aquel consuelo duró poco, pues unos…
Toro
Como un toro te miro desde el otro lado de la cerca. Caminas con tu vestido rojo ignorante de mi presencia. Espero. En silencio te quitas el vestido y agitas tu falda como si fuera una invitación al ruedo. De mi voz un ruego de mi cuerpo un resoplido bramido profundo e incompleto. En segundos rompo las vallas que separan carne de deseos. Con los cascos te recorro blanca tierra y con la cabeza baja de impulsos arremeto. Ciego del rojo de tu sangre que bebo levanto el rostro al cielo que es de…